Hace poco, Carlos me invitó a retomar la maravillosa costumbre de ver muchas muchas películas. Es así como conocí “Si yo hubiera”, pieza de ficción que grita “Soy una película con moda de los noventas”, con un halo absolutamente británico y una historia entrañable. Interesa su título en inglés, “Puertas corredizas” (sliding doors), como una de las metáforas más inteligentes de la idea de “fortuna-destino”.
Para no arruinar la experiencia de quien no la haya visto, sólo contaré que se narra la historia de una mujer viviendo dos historias simultáneas.
Lo que sí diré es que, de inicio, este planteamiento, me recuerda mucho al encuentro de Borges con el Aleph . Para no provocar un “soponcio” diré que la encuentro así con “distancias muy marcadas”; entre ellas, y quizás la más evidente, Borges siempre está consciente de que se ha encontrado un Aleph, mientras que la heroína de la película jamás sabe que hay otra posibilidad para su historia, de la que sólo el espectador sabe y puede gozar.
Lo que me parece cierto es que hay un suceso inconmensurable, similar al que el Aleph produce: dos historias que transcurren como posibilidades en un mismo espacio.
¿Cuántas veces no ha ocurrido este evento en el plano de lo real y el individuo jamás se da cuenta? Por absurda que parezca la pregunta, no cabe duda de que uno sólo la formula cuando ve películas que tratan al respecto. La revelación de mi propio encuentro con las puertas corredizas es una historia que sí puedo contar sin arruinar un final.
Hace años realicé un viaje muy importante, en el que creía que iba a encontrar cosas que sin duda me iban a sorprender. Tal cual pasó y “tá” - como dicen los rioplatenses – me sorprendí y me quedé pensando en un próximo cambio de residencia y una posible vida tan atractiva como peligrosa.
Sin embargo, como dice Sabina, mis planes no fueron compartidos y me quedé con “un neceser con agravios, la miel en los labios y escarcha en el pelo”.
Creo que duró más mi duelo que el momento en que ese plan fue una posibilidad real.
Pero, como dijera Nat, en una de sus dedicatorias más lindas: “you are a Phoenix”.
El tiempo pasó. Pocas veces me he sentido tan identificada con la idea de “destino”.
Tras la recuperación de este evento, sin razonar mucho y siguiendo pistas, me encontré con la persona que correspondería con quien en la cinta que menciono dice jubilosamente: Nobody expects the Spanish Inquisition!
Comparto con Are la idea de los epílogos. Es bonito reconocerlos y, en ocasiones, hacerlos prólogos.
Cuando llego a pensar qué hubiera pasado si el timón de mi “destino” no hubiera girado y hubiera vivido otra historia en lugar de la que cuento, me descubro comprendiendo que no me interesa. Es lo lindo de enamorarse de la ficción, que siempre se puede elegir lo que uno desea contar y que le cuenten.
21.5.09
Nobody expects the Spanish Inquisition!
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5 comentarios:
Dicen que "el hubiera no existe" y al leer tu post sólo puedo pensar ¿Y si hubiera tomado otras decisiones? Tampoco me interesa, en lo que a tí se refiere no existe el hubiera, eres el más maravilloso presente, que como dice el maestro de "Pó" en Kung fu Panda, por eso lleva ese nombre, porque es un obsequio. Como siempre, leerte es un bello momento del día.
En cuanto vi el título, corrí a leer. Creo que ya te lo había dicho, pero lo reitero: "sliding doors", es de mis pelis favoritas; tal vez no en el plano estético, sino en el sentido nimio de "peli-pone-de-buenas". Es el tipo de peli que uno tiene que ver cuando toma una decisión difícil. ¡Qué bueno que te gustó tanto como a mí! Y qué lenta soy!! Debí recomendártela hace dos años. La idea de destino y de prólogo, y la de la ficción (aquél recorte que uno le hace a sus historias), ronda por nuestros blogs. Lo celebro. Hay conexión intergaláctica.
También celebro que el pollo sea parte de nuestras vidas.
Un abrazote!!!
Y se bifurca infinitamente...
Hace poco vi un programa, de esos pseudocientíficos del History Channel, sobre los universos paralelos. Lo que se propone es que en las diferentes dimensiones existen diferentes tú (yo, él, nosotros, ellos) viviendo vidas un poco diferentes entre sí. Aunque la idea es absurda (si la pequeña diferencia ente dimensiones fuera que los dinosaurios no se extinguieron o, mejor aún, no existieron nunca en primer lugar pues no habría forma de que hubiera tú, yo, él, nosotros y ellos diferentes...) hubo algo increíblemente consolador en la posibilidad de pensar a otra(s) yo viviendo la vida de manera diferente, según las decisiones que han (hemos) tomado... Ahora leo a María Zambrano y su idea del sueño como el "padecer absoluto de lo real" y me parece que con todo lo que los sueños ofrecen es cierto que el padecimiento de lo real sería insoportable. El tiempo posibilita a la ficción y, por ende, a este "narrar historias" que de algún modo nos compensa por el abismo entre el presente y nosotros mismos.
Te mando besos
debí comentar antes porque diría algo trivial y mundano, pero la buena nat se me adelantó y metió ruido con la Zambrano. buuu ya me dio penita.
sólo quería decir que vi la peli hace tiempo gracias a la are que me la encomendó. compartí y comparto totalmente esa sensación que la peli te dejó de pensar en todo lo cagado-catastrófico-cómico-mágico-musical que se puede desprender de un evento común y corriente. me parece que lo bueno de la vida reside en el azar, en la infinita gama de posibilidades que se desprende de cada acto, para bien y para mal; pero eso es, la curiosidad de ver qué pasará, lo que al final nos mueve a dar un paso más. cuestionar los misteriosos designios de un poderoso ente, dirían los avezados en estos misterios, o tentarle al agua a los camotes, dirían en mi colonia.
un beso mi estimadísima
chale
otra película que no he visto
ni modo...
jeje
me atemorizan los comentarios taaan claveles
uno que es de provincia
saluuut
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