18.6.09

Acción Mutante


“Bilbao, año 2012. Una extraña banda terrorista llamada “Acción Mutante” siembra el terror en el país. Está formada por seres deformes que pretenden vengarse de los ricos y guapos. El cerebro del grupo es el malvado Ramón Yarritu, un ser sin escrúpulos….”
Recuerdo que vi esta película cuando tenía como 14 años. Fue en una piyamada en casa de las Aishshas o en casa de Rachel. También recuerdo que enseguida vimos “Martín H.”, en la que conocí la música de Fito y al actor que después haría de malo en “Tesis” (un bombón). Festival de cine de arte hispanoamericano para morritas de 14.
La primera escena, en la que se arrastran los guerrilleros terroristas –orgullosos miembros del ejército en contra de los guapos, bellos, ricos y exitosos– me sorprendió tanto que agarré simpatía por el Alex de la Iglesia.
Finalmente no éramos muy distintas: Las losers del grupo, a las que les costaba un huevo todo, las que no eran populares y a las que siempre les inventaban chismesotes (quizás el más gracioso fue el de Amirita y Rachel como pareja).
Nos apodaban “Las abuelas” sólo porque a Ami no le gustaba desenredarse la mata y siempre traía un chongo en la parte baja de la cabeza. Lailis y yo éramos muy amigables, pero definitivamente Ciciol y Mariana eran hostiles. Las Aishshas eran idénticas, pero siempre las boicoteaban cuando se cambiaban de salón para repartirse los exámenes. Sarita, que se llevaba con una chava enorme y rara de nombre Itzel, en poco tiempo comenzó a volverse parte del grupo y sentarse a comer quesadillas con nosotras. Rachel era la sabrossa, la que mejor jugaba al fut y la que comenzó su despertar sexoso más temprano que todas.
En el fut siempre fuimos una vergüenza. Lailita y yo lo intentábamos hasta que vimos que hacíamos mejor mancuerna como defensa y portera, Amirita soltaba bronca, Ciciol de plano se iba a los madrazos, las Aishas le corrían, a Sarita se la llevaba el viento, Mariana le entraba, pero Rachel daba miedo: el balón era como un coco, ella sabía cómo llevarlo hasta la portera retadora, pararlo y tomar impulso para soltar un cañonazo del que hasta los chavos se quitaban.
Pero una no hacía la suficiente batalla para las chicas más talentosas, con más andamiaje y consentidas del profesor de Deportes. Ni pedo, “Las abuelas” de nuevo no calificábamos y la verdad es que nos valía madres.
Finalmente las tragedias contundentes como los cambios de escuela o la ansiosa búsqueda por entrar a las prepas de la UNAM, nos separaron. Nuestra relación se tuvo que hacer esporádica y sortear las pruebas de destino que la hacen una amistad real o sólo recuerdos.
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Hace poco, tras una compra apresurada de zapatos con plataforma, un paso descuidado, el último escalón y mi tobillo endeble, me lastimé de forma contundente y requerí del uso de una férula. Creo que ahí comprendí mejor el humor sardónico Acción Mutante.
Es cierto, el mundo es una mierda para quien tiene alguna discapacidad: plazas con rampas estilo Everest que conducen a una única salida con escaleras. Estúpido.
Si el lisiado, discapacitado o sujeto con capacidades especiales busca divertirse y asistir a un evento, debe comprar boletos especiales (hágame el chingado favor señorita. Yo no sabía que me iba a lastimar obviusly).
Si el lisiado busca desplazarse provoca la hostilidad de la concurrencia circundante, pues es rebasado, empujado e inclusive refunfuñado (ahora entiendo mucho mucho mejor a Ramón Yarritu).
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Recuerdo como en la secu, durante dos años, los compañeros se burlaban de nosotras y nos rechazaban. A mí se me hacía muy ridículo que se portaran como High School, siendo que estábamos en una escuela de tirada izquierdosa, mexicana y para clase media baja. Ni pedo, las trampas de la ficción y el fácil acceso que tiene el ícono de la secundaria gringa (Tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos).
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Al final fuimos las estrellitas marineras, pues nos disfrazamos de darkis y nos metimos a la clase con la boca negra, las uñas y todo el desmadre necesario.
El director nos regañó, nos mandó a las chicas más emblemáticas de la prepa para que hablaran con nosotras, para que nos dijeran en qué consistía esa “filosofía” y nos exhortaran a vivir sin esa clase de influencias. Patrañas sin censura.
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Dos años después, cuando fui de buena onda a una fiesta de una compañera que, hacia la huelga del 99, se metió a esa secu para hacer la prepa, me abraza y grita: ¡¡¡Ella es una de las abuelas!!! Y 5 chavas se me vienen encima. Ni si quiera. Qué raro. No nos gustaba que nos dijeran así, dice Lai cuando le llamo por teléfono para contarle.
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Qué divertidas eran las piyamadas. Más cuando veíamos las pelis que conseguían Mariana o Amirita. Las abuelas, Acción Mutante. Pinches morras barrosas de secu.
Y pese a todo, nuestras bajas no han sido muy significativas: Mariana que se volvió re fashon y Rachel que tiene un marido que no la deja vernos.
Creo que, en ese sentido, la postal del grupo de los outsider es un universal que poco se aleja de la realidad y que por eso tiene sentido. Acción mutante-las marginadas-las abuelas. El misterio de la narración que es capaz de narrar al espectador. Uno más de los rizomas de la historia que cuento con la historia que vivo o leo. Ni pedo, Deleuze sabe de lo que escribía. Me quito el sombrero.

2 comentarios:

Ireneo Morris dijo...

ya lo dijo H. J. S.: las historias de fracasados son las mejores. y si a eso le agregas la imagen de una mujer y su férula bajando de sentón las 25 filas en las gradas del foro sol, bueno, es simplemente insuperable.
acción mutanteeee camarada!!!

Anita Iruretagoyena dijo...

Jajajajajaj...

Siempre olvido contestar los comentarios y eso me hace una mala persona. Anita ya me ha jalado un par de veces las orejas.

Sip. Las historias de los fracasados del grupo siempre son la cuna de los genios atormentados o, en su defecto, de los maestros atormentados.

Lo de las gradas fue un atropello, pues aún no logro quitar el olor a cerveza de mis pantalones, dada la emergencia irresoluta.

Abrazos querido Camarada