1.5.09

Eir ist schrecklich. Er ist wirklich schrecklich

El motivo musical con el que la secuencia de palabras “Eir ist schrecklich. Er ist wirklich schrecklich”, que entonaba Salomé escuchando las palabras apocalípticas y desoladas de Jokannan es, sin duda, uno de los más exóticos que conozco.
Como muchas, acudí a esa maravillosa clase de las conferencias de Luz Aurora Pimentel en la que analizamos, en una segunda sesión, la música dentro de la literatura. La relación entre ambas manifestaciones y experiencias estéticas es, sin duda, un deleite tan complicado como sus componentes. Así como la yuxtaposición es una de las formas de incluir la música en el fenómeno narrativo, también la relación entre motivos literarios co n los motivos musicales es otra manera interesante de abordar el fenómeno.

Según Pimentel, la relación entre la obra de Wilde con la ópera de Strauss es poderosa y, en palabras de ella, supera la adaptación

Ahora, ha pasado una semana y no hubo clase. Como todo, no hay gran cosa. Las calles van solas y la gente tiene la mirada espantadísima. Seguramente yo me he de ver igual si saliera.
(Anita simplemente ya no me aguanta… pues dice que mi histeria se está haciendo ingobernable y que a la mera, lo importante es la tristeza honda…)
Entonces lo escuché: Eir ist schrecklich. Er ist wirklich schrecklich. Y pensé que la forma en la que canta Salomé es aún más terrible porque sabe lo que va a pasar: le cortará la cabeza a Jokannan, o al menos le hará mucho daño. Ahora creo que siento algo similar. No creo que haya algo o alguien que sepa a ciencia cierta qué y cómo está pasando ahora. Pero veo que la mayoría no sabemos qué diablos ocurre ni lo que se espera.

Muchas de las cosas que he leído o que me han reconfortado rebotaron por mi mente, pues pensé, evidentemente, en el último gran libro al que le hice promoción en la editorial: La doctrina del shock de Naomi Klein. Ahí se menciona la idea de cómo es que la Escuela de Chicago, dirigida por Milton Friedman, establece una serie de herramientas y metodología de lo que pasa a una sociedad entera cuando experimenta un evento de shock. Esto puede ser un golpe de estado, un desastre natural, una epidemia (sí.. sí, tal cuál la estamos viviendo nosotros), una guerra.. vaya, todo lo que altere significativamente a la población, haciéndola permanecer intranquila, expectante, deprimida, y con mucho mucho miedo.

A la mera, esto no quiere decir que un grupo de hombres malvados, acariciando gatos blancos, con cicatrices en el rostro y parches en los ojos, planean llevarse nuestro oro escondido en el Pacífico, nuestro petróleo, nuestras perlas o nuestras almas. Quiere decir que la Escuela de Chicago y Milton Friedman observaron y comprendieron que los estados de shock en los que cae una sociedad son materia fecunda para instaurar reformas polémicas o poco populares o de cualquier índole. Bajo los ojos de la autora la mayoría de estas políticas son de índole capitalista a ultranza. Y conociendo los mecanismos usuales del capitalismo, coincido con ella.

Esto no es un nuevo dato, pues, como lo menciona Klein, la base de la doctrina es la terapia de electroshock, la cual fue muy usada en las Guerras Mundiales.
A la mera, esto podría parecer una más de las tendencias complotistas o paranoicas que se viven hoy en mi país, sin embargo, no es tal y, por el contrario consuela, pues la medida que Klein menciona para hacer frente a un diagnóstico de aplicación de esta doctrina es que se debe estar atento a la información y no permitir la histeria, vaya, permanecer tranquilos y pensar: no puedo hacer más de lo que estoy haciendo, no dejaré de mantener un estado de conciencia claro y no dejaré de tener una actitud crítica y no permitiré que el shock sea más largo.

Porque es eso: el shock siempre es pasajero. Lo que se debe impedir es que se alargue.

Por otro lado, recordé otro de los libros famosones de Paidós: El arte de amar. Sin duda uno de los más vendidos, leídos, controvertidos y demás.

(Por si lo están pensando: no. No estoy promoviendo a la editorial porque ya no trabajo ahí. Los libros son buenos, vaya… los libros siempre serán inocentes).

A muchos les conté de viva voz que en los últimos días de labor, ví una edición preciosa en la oficina: pasta dura roja, papel satinado, letras negras, rojas y las notas no al pie sino al margen. Una cosa chula. Pues hoy decidí leerla.

Comencé porque entraba en otra crisis depresiva, de incertidumbre y demás sentimientos que seguro muchos estamos compartiendo en estos momentos. Decidí hacerlo en el jardín de mi casa, pues en mi recámara me he sentido vulnerable y triste.

No es una grata sorpresa saber porqué Fromm es tan leído, ya que en realidad no es una sorpresa: lo que él hace es una especie de “divulgación psicológica” y aborda aspectos denominados “universales”: cómo es que amamos y cómo es que podemos amar o no amar a los demás.

Como con todo teórico que se avienta a definir conceptos tan proliferantes como el de amor, comparto algunas premisas y otras no.

Quizás, la observación más brillante que Fromm menciona en su libro es que el hombre es un animal que tiene consciencia de la vida, esto quiere decir que sabe que nació a pesar de su voluntad, que no tiene más certeza que su pasado y que en el futuro morirá a pesar de sí mismo. El nombre, la individualización y demás huellas para que un hombre no sea olvidado son estrategias que intentan eliminar la única certeza inevitable, la muerte, que puede ocurrir antes de que los amados mueran o después de que los amados mueran. Esto hace evidente la conciencia de la soledad del individuo, de su, en términos del autor, “separatividad”.

Esto es una de las causas por los cuales el individuo padece.

Al respecto del título, amar no es una actitud, es un arte en el sentido de lo que artificio es: hacer algo con conocimiento teórico y práctico. Las posibilidades del amor tienen que ver con esta premisa diatópica y conveniente. Pero hay más: las maneras en el amar a veces suelen ser conflictivas y confusas, pues se pueden establecer mitos en los que un hombre o una mujer buscan ser amados: los hombres buscan éxito adquirido para sorprender y las mujeres buscan la apariencia bella para atraer (pensando que estas son actitudes o cualidades inherentes a un estereotipo creado para hombre y mujer, pero en algunos sentidos funciona si se entiende históricamente y occidentalmente hablando cómo es que se ha entendido uno al otro). También se cree que el amor es pasional, entonces, el autor realiza un análisis interesante de cómo es que la pasión que tiende a “volver” locos en el evento inmiscuido del amor, sólo define la inmensa soledad que habita en aquellos que lo experimentan. Esto no quiere decir que el amor no sea intenso, mas bien, apunta a la necesidad por distinguir la idea del amor frente a la idea de la pasión, bajo el escrutinio del aparato crítico del que autor se vale pare definir.

El amor existe a partir del cuidado, responsabilidad, respeto y conocimiento del otro (similar a las ideas de Levinás y la alteridad). A su vez, amar es dar. Hay confusiones muy comunes en las que se da la relación y definición de los términos. Bajo el perfil que Fromm propone, el cuidado se refiere a la idea de procurar al amante, nada que no sea amado deja de ser cuidado. La responsabilidad se relaciona con la idea de la visión y cautela, entendiendo que la relación es un vínculo de constante dicha y abundancia por parte de ambos. En este sentido, el cuidado y la responsabilidad son las bases para que dos individuos que se aman puedan llegar sentir respeto, puesto que alcanzan conocimiento de ellos mismos (entiendo que el orden de los factores no altera el producto).

Fromm menciona la necesidad de establecer cómo es que el amor se entiende. Dado el caso de que se entienda como la relación simbiótica entre dos individuos, habría que descartar un par de comportamientos nada sanos y muy comunes: el sadismo y el masoquismo. El primero apunta al individuo que busca poseer al otro, destruirlo para saber cuál es su secreto de vida y desmembrarlo para intentar conocerlo – camino muy poco fecundo para afirmar que se ama de alguna manera. El segundo se refiere al individuo que busca idolatrar al ser amado, sentirse válido a partir de su dueño, que disfruta las formas absurdas, desalmadas y violentas con las que el otro lo conoce y lo asume.

Ahí hice click. Ambas lecturas están correspondidas con la situación actual. El problema de un evento tan poco predecible, incierto y doloroso, como lo que estamos viviendo, pone en evidencia la idea del hombre consciente al que Fromm se refiere: no es que nos de miedo la situación, nos da miedo la falta de seguridad y estabilidad, la posibilidad de que la gente que amamos muera o, inclusive, nuestra propia y repulsiva muerte.

Recordamos lo solos que estamos y lo triste que eso es cuando sabemos que los días y las noches son tan inciertos como una lotería.

Pero también ahí entra la doctrina del Shock: lo que nos mantiene en el estado doloroso es saber que las instituciones del país han fallado ininterrumpidamente. De hecho, son risibles, cínicas, prepotentes y en todos los sentidos ineficaces. Pensar que "aquello que no conozco" amenaza todo lo que amo y que me siento desprovisto de un sistema al que se le ha apostado la seguridad y bienestar de la comunidad es, sin duda, lo más alterante

El shock que nosotros vivimos es bipartita entonces: el miedo a lo desconocido e inatacable (la enfermedad) y el miedo al sistema infecto que se hace cargo del problema.

En muchos sentidos, apunta a un círculo vicioso en el cuál “el pueblo” es una eterna víctima de esta situación y es completamente lícito que se arroje al dolor y la eterna soledad que tiene el oprimido.

Ahí hay otro click: es exactamente el modelo que propone Fromm de las relaciones fatídicas y dolorosas. La entidad a la que nombraré “Pueblo” encaja con el tipo denominando “masoquista”, mientras que la otra entidad llamada “Sistema” actúa como aquél amante “sádico”. Esto es un círculo que no acaba, pues ambas entidades resultan, a causa de la relación terrible, necesarias para su sobrevivencia.

Aquello a lo que llamo “Sistema” que funciona como acreedor y usuario de la sensación o estación denominada “poder”, necesita fundamentalmente de la otra entidad llamada “Pueblo” para sostenerse, pues de manera obvia, esta es la fuente de donde emana la cualidad de vida de la otra. Y el “Pueblo” no puede conocer a la otra entidad, sólo la admira, le deposita toda la confianza, se siente arropada por ella asumiendo cualquier tipo de comportamiento violento.

En pocas palabras “Pueblo” se parece a la ñora golpeada que jamás sale del shock y que teme dejar a su marido.

Hace días platicaba con Liz - a quien en poco tiempo he llegado a admirar profundamente - y decíamos que en su trabajo se topó con el abominable caso de un hombre que decidió quitarle el DIU a su mujer, puesto que jamás le había pedido permiso de ponérselo. El mecanismo de este animal fue extraer el dispositivo con la mano, mientras la mujer lloraba y se atemorizaba. Liz me comentó que no era la primera vez que atendía el caso de esta ñora, así que ambas dijimos al mismo tiempo: bueno, ya pinche vieja ¿hasta dónde quiere llegar soportando eso?

Entonces es cuando la analogía me parece oportuna: ¿Hasta cuándo seguirá la terrible (schrecklich) relación entre las entidades “sistema” y “pueblo” de la manera errónea y dolorosa que se ha llevado a cabo hasta nuestros días?

Supongo que una forma interesante de comenzar a pensarlo sucede al abordar lo que se tiene en estos días: un evento ingobernable que nos parece nefasto porque pone en evidencia el miedo a la muerte propia y la de los amados. ¿Qué se puede hacer? Pues todo lo que uno considere que lo mantendrá tranquilo, fuera del shok. Esto puede ser desde seguir todas las recomendaciones institucionales que nos zampan a cada rato, o leer un buen libro, o charlar, o mantenerse comunicados y aceptar que la vida es finita. Que podemos morir por esto o por cualquier otra chingadera.
También, observar críticamente las declaraciones, impedir que nos alarmen o que nos entristezcan.
Lo primordial, no sólo como un evento por el tiempo libre que ha dejado la emergencia, es LEER, saber cómo es que se constituye lo que llamamos sistema gubernamental, de qué derechos gozamos y qué obligaciones nos corresponden; saber en dónde hay una alteración o violentación hacia nosotros y cambiar la relación denigrante a la que estamos acostumbrados o conformados.

Yo le platiqué a Anita todo esto… y ella me decía que quizás reconocer el miedo al desastre era el primer paso para evitar los posibles shocks que se encadenan a lo largo de la vida (como cuando alguien reconoce que es alcohólico jeje).

Ahora, sigo escuchando el verso: "Eir ist schrecklich. Er ist wirklich schrecklich" y sigo pensando en los grabados de aquella Salomé absolutamente extasiada, besando la boca roja de Jokannan y sosteniendo su cabeza. Y concluyo como Luz Aurora Pimentel que la ópera de Strauss es superior a la obra de Wilde, pues exacerba la idea de lujuria y malignidad del hipertexto bíblico en el que ocurre ese pasaje. Sin embargo, como Pimentel, comparto la idea de observar a fondo el papel que juega Herodias (personaje oscuro y poco comprendido) en esa historia, pues exhorta a reflexionar en la inmensa e incomprensible relación entre el amor y la política. Una enorme y desconocida máquina monumental que durante siglos ha movido indiscutiblemente a toda la humanidad.

6 comentarios:

carlos gayón dijo...

Me alegra ver que vuelves a escribir, sin duda es la una de las tantas facetas que te iluminan tus ojos (bastante lumínicos por cierto). La relación sado-masoquista que existe entre "estado" y "pueblo" nunca desaparecera como bien afirmas, la cuestión radica en que puede hacer el receptor y amante del trato violento. Las respuestas hasta ahora rayan desde el escepticismo radical hasta el melodrama y quien sabe si llegue a la intolerancia. Somos humanos, y al hacer conciente el instinto de supervivencia somos capaces de muchas cosas... hasta de cosas buenas. No te deanimes ni deprimas. En realidad nunca estamos solos, sólo que a lo que más tememos en el mundo es a conversar con el espejo, a conocernos a nosotros mismos. Chau. Tu fan número 1

Ireneo Morris dijo...

lambiscón, eso le dices a todas

Ireneo Morris dijo...

bundër munchën,
der rostag fon entendkar...
heideger

yaa camarada, chale, nada le parece. la lectura de esos materiales rojillos como la klein ha causado en usted malos pensamientos. no te dejes arrastar por esos resentidos sociales.

y a ver, si entiendo bien, quieres decir que hay que golpear a las mujeres del pueblo para ir contra el sistema???? de acuerdo, duro con ellas... y eso lo sacas de fromm, caray, el hombre sí que sabía como lidiar con las mujeres

y ya neto, bueno, tienes razón en tus apreciaciones, pero de algún modo te vas al extremo de "el pueblo es ciego y tonto y el sistema es el diablo" y sí, el sistema es el diablo, pero el pueblo no es tan indefenso o crédulo. esa es la postura de la falsa conciencia, y realmente, parece que siempre hay vehículos y expresiones de resistencia, por más que estos sean leves...

en fin, tu post ha sido muy chévere karlis. en vacaciones porcinas tu te sacas un post bien académico, ñoñaaaaaaaa

un abrazo.

pd. te apantalló mi cita en alemán verdad? naaa, te engañe...

Ireneo Morris dijo...

oye oye, por cierto, de los capítulos de la dimensión que mencionabas, bueno, ambos surgen de sendos cuentos muy picudos:

el de los rostros se inspira en "el papel amarillo" de Charlotte Perkins Gilman, un relato que data de 1892.

el del tipo en el avión es un clásico de richard matheson -el guionista de la dimensión por antonomasia-, pesadilla a 20 000 pies, publicado en 1962.

abrazo

Areli dijo...
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Anita Iruretagoyena dijo...

Carlos: Siempre tienes las palabras correctas. Desde la meditación sobre el mar, hasta los consejos profundos al respecto de mi necesidad por andar de preocupona. Gracias amor.

Nano: Jajajajaja.. No no no! lo entendiste todo mal! ash. Te confieso que sí intenté traducir la cita del alemán hasta que me di cuenta que era una de tus sucias tretas.
Fíjate: el ejemplo mala onda no es tal. No creo que las entidades "pueblo" "sistema" sean antagonistas... por el contrario, por ahora creo que manifiestan una relación complementaria y relativamente enferma.. ya charlaremos al respecto, espero.

Are: Ayy linda, pues yo también te extraño ¿Cuándo llegas? Hoy le decía al Pollo que justamente desde el concierto de Radio hace que no nos vemos...

Gracias a todos!